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El volumen debería disminuir más de 10%, por la sequía que golpea a Petorca y parte del valle de Aconcagua. Mientras tanto, ya hay señalas de retornos a productor sobre $1.800 por kilo, cerca de 20% más que el año pasado. EDUARDO MORAGA VÁSQUEZ
El paisaje todavía le sorprende. Tras décadas de asesorar agricultores, es la primera vez que Francisco Gardiazabal ve paltos recortados por la sequía en La Cruz. Ese rincón del valle de Aconcagua, en la Región de Valparaíso, es el epicentro histórico de la palta en Chile.
Aunque las recientes lluvias invernales han sido un alivio, algunos agricultores de La Cruz decidieron recortar sus paltos para que sobrevivieran durante el 2019, uno de los años más secos en una década marcada por la sequía.
“Como país, hemos bajado el número de hectáreas de 39 mil a 29 mil, básicamente porque no hay agua. Uno ve que las plantaciones de paltos se están corriendo hacia el sur, están llegando hasta Santa Cruz, en el valle de Colchagua. En Aconcagua faltan embalses, uno ve, como ahora que llovió, se va una gran cantidad de agua al mar”, sostiene Francisco Gardiazabal.
La cosecha de paltas está a punto de empezar y Gardiazabal sostiene que todo apunta a que la producción será menor que la del año pasado. No solo la sequía ha mermado la producción, también problemas en la cuaja primaveral han disminuido el volumen.
En todo caso, aunque se espera que la cosecha sea liviana, hay tranquilidad en el sector. La razón está en la fuerte demanda internacional y local por la palta.
“El año pasado fue un año históricamente bueno en cuanto a retornos para los agricultores. Esta cosecha debería ser similar”, afirma José Martínez, gerente general de la exportadora Jorge Schmidt.
Según datos de los palteros, ni el retroceso de la economía por el covid-19 ha bajado la demanda. Las importaciones de paltas desde Perú —que suple el consumo chileno en invierno— han sido equivalentes a 10 millones de kilos en las últimas cuatro semanas, según conocedores de ese negocio. Con menos producción local se espera que los precios se mantengan sólidos en la primavera y verano 2020-2021, cuando la fruta peruana desaparece.
“Cerca del 10% del gasto en frutas y verduras de las familias chilenas está destinado a las paltas”, afirma José Gabriel Correa, gerente de fruta fresca de Baika.
Baja en la producción
La baja en la producción paltera que se espera para 2020-2021 no es sorpresiva. La tendencia se arrastra desde hace varios años. La sequía ha sido la constante en la última década.
“Estamos regando el 85% de lo que se hacía antes. Cada vez hemos hecho un manejo más eficiente del agua, pero obviamente tiene un impacto al final. Este invierno ha llovido en forma temprana en el invierno, eso es bueno. Nos interesa que también llueva de manera tardía y que caiga nieve en la cordillera de los Andes, pues es lo que nos permite regar en el verano”, afirma Luis Macchiavello, paltero de La Cruz.
Para tener una buena cuaja, que repercutirá en el número de frutos del año siguiente, los paltos requieren de una importante cantidad de horas de temperaturas sobre los 30 ºC en el día y de 10 ºC en la noche.
Según cálculos de Francisco Gardiazabal, se necesitan 14 días en primavera con ese tipo de temperaturas para lograr una buena cuaja. Usualmente, en las buenas zonas productivas se dan 34 días con esas características, por lo tanto, generalmente basta y sobra. Sin embargo, en la primavera pasada solo hubo 18 días ideales, por lo que se jugó al límite. Y aquí la ubicación del huerto juega un rol clave: mientras algunos que están en las pendientes de los cerros gozan de mejores temperaturas, las zonas planas, como Hijuelas en el valle del Aconcagua, son las más perjudicadas.
Incluso, en zonas más marginales para la producción de palta, en que usualmente hay entre 18 y 20 días de temperaturas óptimas para la cuaja, la primavera pasada hubo entre 7 y 8 de esos días.
Por eso, una de las principales dudas en el rubro paltero es cuánto caerá la producción este año.
En el Comité de Palta ya dan las primeras luces.
“Por una serie de factores, la temporada 2019-2020 tuvo una caída importante de alrededor de 20% en comparación con la anterior. Si bien por el momento no podemos dar una estimación certera para esta temporada, ya que estamos en proceso de levantamiento de la industria, en base a las conversaciones y proyecciones internas creemos que mantendremos la tendencia con una caída de alrededor de 10%. Es algo que aún no podemos asegurar de forma certera”, sostiene Francisco Contardo, gerente general del Comité de Palta Hass.
Las apuestas entre los agricultores, en todo caso, son más altas.
“Este año es más difícil hacer proyecciones, porque producto del coronavirus las visitas a los huertos están frenadas. Los palteros estamos encerrados en nuestros campos. Sin embargo, se habla harto por teléfono con colegas de acá, en Nogales, así como de otras zonas. Por ejemplo, en Cabildo se menciona campos con la casi la mitad de la producción del año pasado. En todo caso, lo que más escucho es de una baja de más de 30%”, sostiene Daniel Ibacache, productor de paltas de Nogales, en el valle de Aconcagua.
Sin embargo, las realidades son distintas, dependiendo de la zona del país. El norte de la Región de Valparaíso, específicamente la provincia de Petorca, está dentro de las zonas más golpeadas por la sequía. Más al sur, la tercera sección del valle de Aconcagua, que abarca Quillota, La Cruz e Hijuelas, también muestra una baja. A ello hay que agregar la persistente caída del valle del Maipo, donde los paltos se han visto dañados por el aumento de la salinidad de las aguas, asociada a los menores caudales.
En todo caso, no todo son restas. También suman las nuevas plantaciones de Santo Domingo, en la costa sur de la Región de Valparaíso, y en zonas como Rapel o Cachapoal, en la Región de O’Higgins.
“Creo que a nivel país, vamos a tener una baja de entre 10 y 20% en la producción de paltas en esta nueva temporada”, afirma José Martínez.
Mercado local firme
Es cosa de ver los precios en los supermercados, ferias y verdulerías. La palta sigue con precios altos. Rara vez los consumidores pagan menos de $3.000 el kilo.
“Chile tiene precios que son competitivos con los principales mercados de exportación. Es por eso que se vende una parte importante en Chile”, sostiene Alex Martin, paltero del valle de Aconcagua.
No se trata solo de que los precios locales sean competitivos, sino que la forma de pago es atractiva.
“En la exportación se paga a 90 días, mientras que en Lo Valledor te pagan en el momento, lo que es muy atractivo para los productores”, afirma Ramón Acuña, gerente contralor de La Rosa Sofruco, en Peumo, Región de O’Higgins.
Aunque no hay cifras oficiales, en la industria se estima que cerca de un tercio de la producción chilena termina en el mercado local. En un año con menor producción, como el que se viene, es probable que ese porcentaje se acentúe.
“Las exportadoras van a tener que hacer un esfuerzo muy grande para obtener paltas”, afirma Diego Ibacache.
De hecho, por estos días la palta peruana que llega a los mercados mayoristas chilenos está en torno a los $1.600 el kilo.
Algunos pocos productores que han sacado paltas —más que porque están listas, lo hacen para evitar los abundantes robos en los huertos— han comprobado que el mercado está con el viento a favor.
“El mercado interno ha estado muy bueno. Hoy productores están cosechando de $1.800 a $2.000 el kilo del calibre grande. El año pasado a esta fecha, eran $1.500”, sostiene Gonzalo Vargas, asesor paltero.
De mantenerse precios similares cuando entre la producción local, los productores chilenos deberían recibir como piso US$ 2 por kilo para la palta de primera calidad en plena cosecha.
Exportaciones retrasadas
Mientras en Chile la producción de palta pisó el freno, en Perú el rubro está en modo turbo. Las plantaciones están en pleno auge y gracias al clima logran una rápida entrada en cosecha.
De hecho, los vecinos del norte superaron a Chile —que hasta hace poco fue su modelo a seguir— como oferentes mundiales. Mientras que la oferta exportable de Chile ronda las 120 mil toneladas, Perú llegó la temporada pasada a las 300 mil toneladas exportadas, y este año se estima que debería cerrar con envíos por cerca de 380 mil toneladas.
De hecho, las estimaciones son que Perú sume una oferta de 500 mil toneladas anuales de palta en un par de temporadas más. El crecimiento, eso sí, ya se está haciendo sentir en Europa, el principal mercado para los del Rímac.
Eso sí, este año los precios en Europa han estado más bajos que en la temporada pasada para los exportadores peruanos. La razón está en la mayor oferta de ese país.
Como Estados Unidos está dominado por los productores de California y de México, que tienen ese mercado a disposición vía camiones, las exportaciones de Chile en las últimas temporadas se han movido a Europa.
En todo caso, entre los palteros chilenos hay tranquilidad, a pesar del impacto que ha tenido Perú. Se estima que ese país terminaría su temporada exportadora en agosto.
“Los chilenos van a partir más tarde las exportaciones. Como los precios están altos en el mercado local van a esperar que se despeje Europa. Creo que a partir de octubre se va a comenzar a notar la presencia de Chile en ese mercado. Vamos a tener una temporada de buenos precios, porque va a haber poca oferta hacia fines de año y a comienzos de 2021”, sostiene José Martínez.
Fuente: portaldelcampo.cl